lunes, 23 de septiembre de 2013

Solenco

        Esta palabra, aprendida de crio, siempre me ha gustado.
 Define a la perfección el estado del macho solitario de sarrio en el verano, a la espera del celo de las hembras y las peleas y carreras por el dominio del harén.
  En invierno permanecen a menudo con los rebaños de hembras y jóvenes, pero poco a poco se van apartando a su soledad envidiable entre las peñas y los ibones.
    Bajando el otro dia de las altas crestas, a la altura del ibón de Esclusére, este precioso ejemplar nos acompañó



un buen rato con sus miradas expectantes y sus bufidos de alarma, pero bien tranquilo ante nuestra presencia.
  Bonito encuentro.
 Saludos. Kike.

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